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sábado, 15 de mayo de 2010

Unidades de medida en la Cepeda Alta

A mediados del siglo XX en la Cepeda Alta las unidades de medida utilizadas (de longitud, superficie, capacidad, peso, tiempo, forestales...) eran bastante distintas de las que hoy usamos.

En la escuela enseñaban el Sistema Métrico Decimal, pero el común de los hablantes lo usaba muy poco.

Las DISTANCIAS entre pueblos se decían, a veces, en kilómetros y no en leguas, pero más frecuentemente se decían en tiempo: “Astorga está a tres horas” Alguna vez oía hablar de “varas”, pero mucho más de “cuartas” y “dedos”.

El TIEMPO se medía en horas, pero también en rezos, sobre todo para calcular tiempos de cocción de los alimentos: “tres credos, un padrenuestro, un santiamén”. Los relojes eran escasos: sólo en algunas casas había un despertador y hasta había quien tenía reloj de bolsillo con cadena.

Comenzaba a hablarse de KILOS, pero seguían funcionando las romanas que pesaban en arrobas, libras y onzas: los gochos buenos pesaban “veinte arrobas en canal”; un borrego podía dar un vellón de “doce a quince libras de lana”; la “libra de chocolate tenía doce onzas”.

Palabras como tonelada o quintal no las oía más que en la escuela, pero las patatas se vendían por sacos de cincuenta kilos. El peso de los cerdos se decía en arrobas, la lana, en libras y el chocolate en libras y onzas.

Carro, desde el significado nº 3 de la Academia (carga de un carro) que funciona literalmente refiriéndose a hierba, tuérganos, fuyacos, leña, abono, etc, es un polísemo como unidad de medida: un carro de pan equivale a veinte carriellos (100 manoyos); de patatas, a veinte sacos (1000 kilos); de urces, a sesenta feijes de tres gavillas. Unas pernilladas equivalían a medio carro. También se medía en forcadas y paladas.

Una embuciada (almorzada o ambuesta) era medida para áridos equivalente a la “porción de cosa suelta que cabe en ambas manos juntas y puestas en forma cóncava” y solía usarse para medir el grano, harina o salvado que se echaba a las gallinas o se añadía a la verdura con que se alimentaba a los cerdos o a la paja trillada con que se daba de comer a las vacas

A las vacas que trabajaban uñidas lejos de casa se las alimentaba con una mañiza de hierba, que era su mostura y a un xatín de seis u ocho meses se le echaba una mostada (lo que se toma entre ambas manos sin llegar a un brazao) de hierba.

Carga, fanega, cuartal... son vocablos disémicos y se usan, tanto para CAPACIDAD en áridos, como para medir SUPERFICIE: aquella que se sembraba habitualmente a voleo con esa cantidad de grano. Como el trigo y la ferraina se sembraban más juntos que el centeno, variaba la superficie medida en secano o en regadío y prados.

Una carga, en capacidad, equivalía a dos fanegas, o sea 16 cuartales de 10.5 k; en superficie apenas si se utilizaba porque no solía haber fincas muy extensas.

La fanega era medida de capacidad para áridos equivalente a cuatro cuartales de 10.5 k.; como medida de superficie equivale a 3 000 m2, en secano, y a 2 000 m2, en regadío.

Un cuartal de capacidad para áridos equivale a 10.5 k; como medida de superficie, a 750 m2, en secano, y a 500 m2, en regadío.

La capacidad, para LÍQUIDOS (vino o aguardiente), se medía en cántaros (16 litros), cuartillos, cuarterones, aunque “cuarterón” lo utilizaban para aguardiente (y para tabaco). Sin embargo siempre la leche se media en litros.

Aunque la MONEDA de curso legal era la peseta, los tratos en la feria y las tasaciones de fincas se hacían en duros y reales además de la perrona (perra gorda) y la perrina que también imperaban.

En ámbito FORESTAL, el grosor de una planta de roble no se medía en cm de diámetro sino en utilidades: un fuyaco, un mango de zada, uno de pico o de azadón, un piertiu, una llata, una tercia, una viga, un cantiáu, un marrano eran los calibres utilizados.

Adaptación del artículo Unidades de medida en La Cepeda Alta de Germán Suárez Blanco

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