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martes, 11 de enero de 2011

Época de decadencia

La activa sociedad agraria de finales del siglo XIX fue decayendo paulatinamente durante la primera mitad del siglo XX. Un pantano cerró la vieja vía que comunicaba todo el valle con Astorga y el asfaltado del nuevo camino se retrasó demasiado. Aún cuando había niños, una política educativa nefasta consiguió que se cerrasen los colegios para concentrar a los pequeños en los nuevos puntos escolares. Decayó la economía, la cultura, la vida...

Allá por los años cincuenta hubo un periodo de repunte económico. Las minas cercanas daban más trabajo y sueldos razonables. Fueron tiempos de motos y güisqui, de más borracheras que libros. Se hizo algún dinero que acabó invertido en pisos en Astorga y Bembibre. Pero al final llegó la crisis y con ella la emigración a zonas como el País Vasco, Valladolid, Madrid y Barcelona. Hoy no queda ni un sólo rastro de aquel efímero brillo de plata dulce.

Actualmente, entre los tres núcleos que integraban Los Barrios de Nistoso, apenas queda un puñado de ancianos que ven abandonados los campos y comtemplan cómo la naturaleza se apodera de los lugares. Ya no hay ningún joven que trepe por el manzano centenario para recoger una fruta que creció sin cuidados de nadie, sin sulfatos ni abonos químicos. Los lugareños hablan de la soledad. 


Adaptación del artículo Paraíso de pizarras y urces de Tomás Álvarez

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