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domingo, 14 de abril de 2013

El labrador en un día de invierno

Vamos a intentar describir el trabajo o quehaceres, de un día cualquiera de invierno en la vida de un labrador.

Se levantan sobre las ocho de la mañana o antes, desayunan y comienzan por las labores de atender a las distintas clases de ganado.

Las vacas y caballerías

Era su principal ocupación.

Marchaban para el pajar, y comenzaban a preparar la "ceba", esta consistía en: mezclar hierba, paja y "ferren".

Comenzaban por sacar la hierba (mesar), de la fila que había en el pajar. Como estaba muy aprisionada y apretada para que cogiese lo más posible, se ayudaban con un palo que tenía en la punta un gancho (garabito), y sacaban la cantidad que creían oportuna, para una o varias "cebas" de el mismo día.

En muchas ocasiones solía ser para todas las veces (posturas), que se les iba a dar de comer durante el día.

Luego se cogía un fege de paja larga (balago), y se serraba con el "serrón", - que solía ser un trozo de guadaña (gadaño) previamente cortado y preparado -. Se entremecía con la hierba, si esta era larga, también se serraban con el "serrón" y se mezclaban (entremecían) entre sí.

También se les entremecía con "ferren", - que era cereal de centeno o algarroba, que se sembraba en octubre - y se segaba verde y tierno en época de invierno.

Este había que traerlo el día anterior, para que no estuviese frío o mojado, bien por la lluvia o por la nieve, para que no fuese perjudicial a los animales.

Con estos tres ingredientes, paja, hierba y "ferren" entremecidos entres sí se llevaban en "brazadas" y se les echaba a las vacas en los pesebres.

Se atendían a los "terneros", llevándoles a "mamar" a sus madres, mientras estas comían, y a continuación se ordeñaban el resto de las vacas.

A continuación se atendía a las caballerías, que podían ser: caballos o burros. A estos también les echaban un "brazao" de "ceba".

Las ovejas

Después de haber atendido las vacas y caballerías, le tocaba el turno a las ovejas. En la corte había que realizar varias cosas, antes de darlas la primera comida.

Se retiraban los ramos de "fullacos" que habían roído durante la noche anterior. A continuación se apartaban los corderos de sus madres y metían en otra corte al lado, para que no molestaran a las madres y demás ovejas mientras comían, y de esta manera quedaban ya apartados para que cuando salieran estas al monte.

La primera comida que se les ponía eran ramos de hojas de roble (fullacos),- que previamente se habían recogido y "oreado" en agosto -, y se colocaban entre unos palos (talanqueras) y la pared, a una determinada altura para que las ovejas pudieran llegar a ellos.

Demás animales domésticos

También le tocaba el turno a los cerdos (gochos), que consistía en cocer patatas, berzas o nabos (escaldao), - bien por la mañana o por la noche anterior -. Se les mezclaba con harina y pulpa.

Por último se las echaba a las gallinas, esta solía ser una mezcla de "salvao" con patatas o bien grano de cebada.

Todas estas labores se realizaban por la mañana como la primera "comida" que se daba a los todos los animales que había en la casa.

Poco tiempo quedaba libre para dedicarlo a otros quehaceres, porque en seguida empezaban otra vez las faenas de alimentación de los distintos animales.

Hacía las doce se volvía otra vez a la faena.

Se llevaban los animales a beber agua -últimamente en las cuadras-, anteriormente a los abrevaderos (pilones) que había en el pueblo. Mas remotamente y antes de haber "pilones", se llevaban a beber a pozos que había en el pueblo o por sus alrededores. Muchas veces en días de invierno "duro", había que ir primero a romper el hielo que había en los mismos, para que pudieran beber los animales.

Si había mucha nieve se les daba de beber en la propia cuadra, dándosela mediante cubos (calderos), a cada animal.

A las vacas y caballerías se les daba un "pienso", que estaba compuesto por: paja trillada, en algunas ocasiones con nabos, berzas, mezclados con harina de centeno, o algarroba. Todo se ponía en un cajón para cada animal, y se colocaba dentro de el "pesebre".

A los corderos les echaban de comer durante el día, se les ponía varias cosas, tales como hierba seca, "pienso", que se les ponía en un cajón (peselvera), y este consistía en hojas de berzas muy cortadas, con harina de los propios cereales cosechados y en ocasiones con granos de centeno.

Si había nieve y no podían salir las ovejas al monte, también les echaban de comer a medio día. Esta "comida" consistía en ponerles en unos cajones (peselveras), paja trillada mezclada con hierba, así como ramas de "fullacos". También se les ponía unos cubos (baldes), con agua para que pudieran beber durante el día.

Hacía las seis de la tarde se les volvía a poner de comer (merienda), a las vacas y caballerías, que consistía en ponerles un "brazao" de "ceba", a cada animal en el pesebre.

También se aprovechaba para darles la cena a las ovejas, esta consistía en volver a ponerles otra vez "fullacos". Se quitaban los que ya habían "roído" la hoja y se colocaban nuevos.

Sobre esta hora llegaban las ovejas del monte, se soltaban los corderos para que "mamaran" y ya quedaban juntos durante toda la noche, se encerraban y se trancaba la puerta de la corte.

Lo mismo sucedía con los cerdos y las gallinas; repitiendo la misma comida para ambos.

Sobre las ocho se volvía para la cuadra, para realizar la última tarea, que consistía en ponerles la cena, a las vacas y a las caballerías, que volvía ser: otro "brazao" de "ceba".

Se volvía a soltar los "terneros" para que mamaran de sus madres, y a continuación se ordeñaban el resto de las vacas.

Con esta labor se daba por concluida las labores ganaderas del día.

Una vez terminada toda la jornada, por fin se recogían en la cocina, cenaban y se quedaban escuchando la radio (si había) o esperando que llegaran los vecinos (velar) para jugar las cartas o simplemente charlar animadamente.

En resumen, la vida de el labrador en época de invierno, como se puede comprender, era un continuo trabajo atendiendo sus tareas de ganados.

Era su modo de vida y de subsistencia, -mal viviendo-, toda una familia completa, incluidos los padres, y en ocasiones los abuelos.

Había personas que con sesenta años, estaban envejecidos de tanto trabajar, ni siquiera tenían el merecido descanso de su "no" jubilación.

Este es mi agradecimiento sincero, admiración, respecto y sentimiento a todas estas personas que han vivido dedicando su existencia, a las labores del campo, y de los animales.


Artículo Costumbres y tradiciones de Bonella: El labrador en un día de invierno
de Antonio Robla Robla

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